Contamos con una reciente Ley de Fomento a la Construcción, aprobada en el año 2011, que otorga importantes exoneraciones fiscales a los desarrollistas y constructores, basada en la exoneración de los siguientes impuestos:
– Impuesto a la Renta: 25%
– Impuesto al Patrimonio: 1.5%
– Impuesto al Valor Agregado (IVA) a bienes de activo fijo: 22%
En términos económicos, esta opción es sensiblemente más rentable al desarrollo tradicional, gracias al ahorro fiscal que permite trasladar parte del precio al consumidor, con un ahorro para el comprador final de casi el 30% respecto del valor de mercado de propiedades de similares características.